Brent Mitchell, además de ser un reconocido y prestigioso especialista internacional en custodia del territorio, ha tenido un papel muy destacado en el desarrollo de la custodia en España. No en vano, es la figura de referencia para muchas de las entidades de custodia más veteranas de nuestro país. Entusiasta y divertido, de palabra fácil y recursos de showman, fue el encargado del discurso de apertura en el I Congreso Europeo de Custodia del territorio Land: Quality of Life (2014), casi quince años después de jugar un papel protagonista en las Jornadas Internacionales y la Declaración de Montesquiu (2000), que marca la consolidación del modelo de custodia del territorio hoy plenamente aceptado en nuestro país. Su estupenda disertación se tituló “De Montesquiu al maremágnum”. Con él compartimos cuatro días intensos de congreso, comidas atropelladas entre taller y taller, y en alguno de los escasos momentos de descanso incluso nos dejó preguntarle por la custodia y por otras cosas. Él nos ha transmitido, sobre todo, el valor de un nuevo modelo de conservación con la gente y “no a pesar de la gente, ni contra la gente, ni sin gente”.



“Poner vallas y dejar a la gente fuera nunca ha funcionado -nos cuenta.-Muchos conservacionistas se han dado cuenta de este error y se están volcando en un nuevo concepto de conservación, mucho más participativo y capaz de incorporar a la población que convive y, por supuesto, que aprecia aquello que queremos conservar”. Así fue como Brent Mitchell pasó de estudiar los pájaros carpinteros a buscar nuevos horizontes en el mundo de la conservación privada.



Al hilo del objetivo del congreso, de trabajar por una red europea de custodia del territorio, le preguntamos por su visión de la custodia del territorio en Europa. “En un principio, me sorprendió el modelo europeo de espacios naturales protegidos, que incluían gente y todo tipo de actividades en su interior. Creo que esta es una buena manera de hacer las cosas y que España está participando de forma muy activa”. Mitchell puntualiza que “el siguiente paso consiste en incorporar a los habitantes en la protección de sus propios espacios, fomentando que se impliquen en  su conservación. Creo que esta nueva perspectiva en la conservación de espacios naturales se está implantando de forma definitiva y que la conservación desde el ámbito privado, y específicamente la custodia del territorio, tienen un papel clave que jugar”. En cuanto al desarrollo de la custodia del territorio en Europa, este especialista considera que “es imprescindible potenciar el trabajo en red, incrementando la participación y el compromiso directo de la gente”.





También le preguntamos sobre algunas potencialidades específicamente europeas, como la Red Natura 2000 y si veía posible establecer una simbiosis entre esta red y la custodia del territorio. “La Red Natura 2000 es una gran herramienta, probablemente la red de espacios naturales más avanzada en estos momentos y ofrece un gran abanico de posibilidades para la custodia del territorio. Hay dos aspectos muy interesantes, aparte del trabajo en red que ya hemos mencionado: la implantación de los acuerdos de custodia agraria, buscando una producción de alimentos compatible con la biodiversidad y tomando partido en los asuntos económicos, y el papel protagonista que los propietarios privados van a tener en la conservación, impulsados sin duda por el movimiento de custodia”, puntualiza.



Otra de las cuestiones que Brent Mitchell apunta en su discurso es el shock que le produjo encontrarse con el abandono como un problema para la conservación de los valores naturales. Su visita a Murcia, durante las II Jornadas Estatales de Custodia del Territorio en 2006 le abrió los ojos al problema. “El trabajo con los amigos españoles me mostró que hay situaciones en las que el abandono resulta muy perjudicial para la conservación de valores muy importantes del territorio. Hay ciertos usos que deben mantenerse en el paisaje, y aquí la custodia del territorio tiene un papel muy importante; pero no sólo de cara a los resultados específicos de la conservación, sino también de cara a potenciar un tejido social lleno de interrelaciones, en el que agricultores, ganaderos, conservacionistas y científicos puedan mostrar su implicación con el territorio. Es otra manera de hacer hincapié en lo que significa la propia palabra custodia”.



Y finalmente, desde la posición envidiable del observador internacional, pero con el aval de haber estado presente a lo largo de todo el proceso de desarrollo de la custodia en España, de haber participado en muchas reuniones y de tener un contacto muy estrecho con las distintas organizaciones que forman la comunidad de la custodia del territorio, le preguntamos a Brent Mitchell qué recomendaciones les haría a las entidades de custodia de cara a los próximos años, teniendo en cuenta el actual panorama de escasez de recursos. “Ya hemos hablado de algunas cuestiones, es importante adaptarse a la actual situación. Las entidades tienen que reducir su estructura y aprender a utilizar los recursos de forma más creativa. Y esto no tiene porqué ser malo, no es necesario disponer de presupuestos muy elevados o de grandes recursos materiales, ni mantener plantillas potentes para sacar adelante acuerdos de custodia. Tenemos que ser capaces de hacer más con menos. El reto de las entidades es potenciar las interconexiones, seguir sumando gente e ir incrementando su implicación. Y hacer que estas redes vayan creciendo, hacia arriba hacia la red europea que marca la tendencia de este congreso y hacia abajo, hacia la gente que custodia su finca, su granja o su paisaje favorito”, concluye.





Brent Mitchell es Vicepresidente del Centro Atlántico de Medio Ambiente, además de dirigir el grupo de especialistas en conservación privada y custodia del territorio de la UICN y la WCPA. 


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